La vuelta a lo cotidiano

Todo se acaba.
Hasta las Navidades.
La verdad es que aunque en Navidad paso por todas las fases de ánimo posibles -ilusión, emoción, ganas de estar con los niños, ganas de fiesta, ganas de buscar regalos, de prepararlos, de empaquetarlos, cansancio, ganas de encontrar de una vez los regalos imposibles (los que todos los niños de España han pedido a los Reyes), desesperación por que no los encontramos por ningún sitio, ganas de que los niños se vayan al cole de nuevo (se aburren y se ponen pesadísimos) e ilusión de nuevo en la cabalgata y el día de Reyes- a mí las Navidades me siguen gustando.
Y me da pena que se terminen.

Nuestro día de Reyes estuvo muy bien.
Hubo regalos chuísimos para todos, globos, guirnaldas y muchos, muchos caramelos.

Y sus Majestades, por lo que se vé pasaron un ratito en casa y se tomaron las copitas y los mazapanes que les habíamos puesto.
Incluso tuvieron tiempo de bajar el agua a los camellos, porque no quedaba casi nada.

Y ahora, toca volver a lo cotidiano, a nuestras rutinas, que tampoco está mal.